lunes, 30 de enero de 2006

El maestro de los maestros: Japón

La guerra dejó a Japón en un estado de devastación total: millones de desocupados, viviendas e industrias destruidas y una inflación galopante. En este contexto, los japoneses otorgaron prioridad a la reconstrucción de la industria. En 1946 se crearon el Consejo de Estabilización Económica, con el fin de coordinar la producción, y el Banco de Reconstrucción, que debía canalizar las inversiones hacia determinados sectores industriales. A partir de 1951, el Banco de Desarrollo otorgó créditos a BAJAS TASAS DE INTERÉS. La mayor parte del capital necesario para la inversión industrial provino del sector privado. El aporte del gobierno consistió en la concesión de préstamos a los bancos privados y en la provisión de infraestructura (construcción de carreteras y ferrocarriles). De este modo, hacia mediados de la década del ‘50 ya estaban echadas las bases para el crecimiento industrial japonés. Sobre la base de estos estímulos, la industria japonesa comenzó su expansión. En la década del ‘60, la economía japonesa se caracterizaba por el predominio de un número relativamente pequeño de fabricantes a gran escala, como Mitsubishi, Mitsui y Fuji. Estos fabricantes se destacaban en sectores básicos como el siderúrgico, el naviero y el minero, aunque también eran fuertes en las finanzas y el comercio. En forma paralela fueron surgiendo empresas con líneas de producción relativamente nuevas, como artículos eléctricos, electrónicos y automóviles: entre ellas figuraban, por ejemplo, Hitachi, Toyota y Nissan. EL MITI (Ministerio dedicado a la tecnología y a la inversión) controló los intercambios con el exterior y centralizó el empleo de las divisas, pero también evitó la entrada de la competencia extranjera y al mismo tiempo promovió la innovación. Los liberales dicen que la apertura económica genera empresas exportadoras competitivas, eso no es verdad, cuando se abre la economía lo que se hace es permitir que las empresas extranjeras destruyan las locales si las locales son débiles. ¿Cuándo un país empieza a exportar? Cuando las empresas locales, gracias a la protección comienzan a producir lo suficiente no solo abastecer el mercado interno sino también para abastecer otros mercados externos. O sea que la exportación es una consecuencia final de la protección, no de la apertura económica irrestricta. Los liberales, contra toda evidencia empírica, dicen (yo creo que sabiendo que mienten) que la desprotección industrializa, un absurdo total. ¿Cómo puede explicarse este crecimiento económico ultrarrápido experimentado por Japón?. La explicación de esto es que se produjo una alianza entre el Estado japonés y los empresarios industriales nipones. El Estado sería el responsable de la formulación de una política industrial, comercial y financiera coherente, que promovería el crecimiento y la competitividad en industrias seleccionadas. El MITI que en 1951 creó el Banco de Desarrollo como fuente de fondos a bajo interés para las inversiones industriales; también introdujo reformas fiscales en forma de préstamos para la inversión y el establecimiento de acuerdos de cooperación técnica con empresas extranjeras. Debido a que el MITI controlaba el comercio exterior, TODAS LAS EMPRESAS ESTRATÉGICAS CONTABAN CON PROTECCIÓN FRENTE A LA COMPETENCIA EXTRANJERA. Japón es un modelo en sí mismo, porque puso en práctica una estrategia nueva de desarrollo e intervención estatal donde el estado asumió el papel de coordinador y planificador. Este modelo consistió en sugerir al sector privado los sectores estratégicos y establecer incentivos crediticios y tributarios para desarrollar la industria. El Banco de Japón, que regulaba el sistema financiero, a la vez que mantenía UNA TASA DE INTERÉS BAJA. Otro elemento a tener en cuenta para comprender la fabulosa capacidad exportadora de Japón, hay que buscarlo en su tipo de cambio, fijado en 1947 por Dodge, QUE PUSO AL YEN SUBVALUADO CON RESPECTO AL DÓLAR; y esto permitió hacer más competitivos los productos nipones. Corea del Sur estudió la experiencia japonesa al igual que Singapur y Hong Kong, tomando un modelo similar de coordinación y de guía estatal para aumentar las exportaciones. Japón mostró a los países del sudeste asiático que era posible crecer y sus discípulos aprendieron bien la lección. La experiencia de las economías exitosas del Asia demuestra que el liberalismo no puede ir separado de la planificación, y que el desarrollismo estatal, a su vez, debe dar libertad suficiente a la iniciativa privada.

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