miércoles, 23 de noviembre de 2005

En caída

Desde mediados de octubre del corriente año, el dólar declinó alrededor de 7% en relación con otras principales monedas, llegando a un nivel históricamente bajo contra el euro y al punto más bajo en cinco años en relación con el yen. El dólar ha perdido en total 35% contra el euro desde comienzos de 2002. Pero, también cayó por un 17% contra una amplia canasta de monedas, incluyendo el yuan de China, que está ligado a la moneda estadounidense. Como el déficit en cuenta corriente de Estados Unidos es insostenible los inversores perderán el apetito por activos dominados por el dólar. Ya hay informes que indican que el Banco Central de China —es el segundo tenedor de reservas en moneda extranjera del mundo, después de Japón—esta reduciendo sus compras de Bonos del Tesoro estadounidenses. El dólar ha sido la moneda de reserva predominante durante más de 60 años, lo que produjo grandes beneficios económicos a Estados Unidos, que puede pagar por las importaciones y pedir prestado en su propia moneda, a bajos niveles de interés. La participación del dólar en el panorama global de monedas extranjeras de reserva cayó de 80 % a mediados de los años ’70, a alrededor del 65% en la actualidad. Nunca antes el custodio de la principal reserva del mundo ha sido el gran deudor neto. Y un deudor, puede sentir la tentación de utilizar la devaluación para reducir su déficit externo, que nunca es deseable para una moneda de reserva. Quienes dudan del dólar preguntan por qué los inversores van a seguir teniendo activos de un país que ha perjudicado su posición de moneda de reserva, como consecuencia de sus propias acciones. Asimismo, señalan que sin la intervención de los Bancos Centrales, que han sido compradores netos de enormes cantidades de dólares, la moneda estadounidense estaría aun más baja. Si esos mismos Bancos Centrales comenzaran a vender parte de los 2,3 billones de activos en dólares que poseen, se produciría el colapso del dólar. El déficit está en el corazón de este tema. Diversos economistas con argumentos falaces se esfuerzan por “demostrar” por qué el déficit no importa y la condición del dólar como moneda de reserva es segura. Dicen que el déficit es un signo del poderío económico de Estados Unidos, y no un síntoma de debilidad. Este es el argumento favorito del Departamento del Tesoro de Estados Unidos. Los extranjeros quieren invertir en Estados Unidos, porque ofrece los más altos retornos, superando a Europa y Japón. Si Estados Unidos genera un superávit en la cuenta de capitales, debe, por definición, generar un déficit en cuenta corriente. Ese argumento pudo tener cierto grado de veracidad a fines de los años ’90, cuando Estados Unidos disfrutaba de grandes flujos netos de inversiones, aunque en el último año realmente se ha producido un flujo de salida de esas inversiones de largo plazo. Asimismo, en los últimos años, ESTADOS UNIDOS HA OFRECIDO RETORNOS MÁS BAJOS PARA LAS INVERSIONES EXTRANJERAS DIRECTAS QUE EUROPA Y JAPÓN. El déficit en cuenta corriente ahora es financiado por Bancos Centrales extranjeros y por dinero de corto plazo. En el año entre mediados de 2003 y 2004, los Bancos Centrales extranjeros financiaron hasta tres quintos del déficit de Estados Unidos. La reciente compra de reservas por parte de los Bancos Centrales no tiene antecedentes y estas compras de dólares no guardan relación con la perspectiva de tasas de retorno en Estados Unidos sino tienen por finalidad mantener en determinado nivel las monedas de los países adquirentes. Lo peor es que en años recientes, LOS FLUJOS DE CAPITAL HACIA ESTADOS UNIDOS NO HAN FINANCIADO INVERSIONES PRODUCTIVAS, que podrían impulsar ingresos futuros, sino un auge en el gasto de los consumidores y un déficit presupuestal creciente. No cabe ninguna duda que un déficit en cuenta corriente que refleja la falta de ahorro no puede interpretarse como un signo de fortaleza.

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