domingo, 27 de noviembre de 2005

El tipo de cambio

Se plantean tres objetivos, de los cuales sólo dos pueden realizarse y necesariamente un objetivo queda excluido 1. la fijación del tipo de cambio;
2. la autonomía en la política monetaria para controlar los agregados monetarios;
3. tener una economía integrada en plenitud con las finanzas internacionales.
Si se quiere fijar el tipo de cambio, la entrada o salida de capitales lleva a acumular o desacumular reservas, ya que de otro modo el tipo de cambio variaría, y ello genera una emisión o contracción monetaria: no hay, por consiguiente, autonomía monetaria. Una situación de ese tipo ocurrió durante la “tablita” y la Convertibilidad, cuando las entradas de capital se tradujeron en una expansión de la moneda y el crédito, y produjeron las burbujas de la “plata dulce” y el sobreendeudamiento. Si se quiere evitar la expansión monetaria cuando entran capitales (o la contracción cuando salen), entonces el Banco Central no tiene que intervenir comprando o vendiendo dólares, y dejar que la moneda flote libremente: no hay fijación de tipo de cambio.
Si se quiere a la vez evitar que los movimientos de capital afecten la cantidad de moneda y mantener fijo el tipo de cambio, hay frenar los flujos de capital.En la práctica, es posible cumplir sólo en parte con los distintos objetivos, y puede ser peligroso abrazar cualquiera de ellos de manera absoluta. Por ejemplo, no es razonable (ni posible) mantener un tipo de cambio fijo pase lo que pase, como lo muestra la experiencia de la convertibilidad; ningún país se desentiende tampoco del valor de su moneda, y por eso NO EXISTE UNA FLOTACIÓN LIBRE EN ESTADO PURO; y sólo por razones ideológicas puede postularse un movimiento de capitales libre en absoluto en cualquier circunstancia. La política del gobierno ha sido buscar mantener el tipo de cambio en un nivel adecuado, para evitar tanto la sobrevaluación del peso como la inestabilidad del tipo de cambio real; de ese modo, se intenta mantener precios relativos convenientes para la producción y favorecer las inversiones de largo plazo en los sectores exportables. Esto puede significar que deban acumularse reservas, lo que genera emisión monetaria; pero ésta puede esterilizarse mediante las herramientas de control de la liquidez con que cuenta el Banco Central. Para facilitar el control monetario, se ha introducido, además, controles sobre capitales extranjeros. Es decir, se ha privilegiado un cumplimiento razonable de los objetivos 1 y 2; y se dispuso un control de los capitales especulativos, que limita la integración a los mercados financieros internacionales, con lo que no se cumple con el objetivo 3. La solución es la adecuada: no puede sacrificarse la fijación del tipo de cambio y la política monetaria a una adhesión irrestricta a los mercados financieros internacionales. El FMI prefiere otra combinación de políticas. Según su diagnóstico Argentina debería preocuparse por reducir la inflación, aumentando las tasas de interés y reduciendo las compras de divisas del Central para frenar la emisión monetaria. De este modo, el peso se apreciaría, máxime con la entrada de nuevos capitales atraídos por mayores tasas de interés internas. Se estaría abandonando el “objetivo 1” en beneficio de los otros dos. Por cierto, la propuesta no es neutra: con un dólar más barato se podrían aumentar los pagos al exterior (con menos pesos el Gobierno podría comprar más dólares), incluyendo, claro está, la deuda con el propio FMI. El argumento de que esto es para frenar la inflación sería un poco más creíble si al mismo tiempo el FMI no reclamara suprimir los “impuestos distorsivos” (léase retenciones a las exportaciones), lo cual llevaría A UN AUMENTO INMEDIATO DE LOS PRECIOS INTERNOS DE LOS PRODUCTOS AGRÍCOLAS Y DE LA NAFTA. Hay incompatibilidad en las posiciones del FMI y del Gobierno argentino en cuanto al control de los capitales especulativos. El Gobierno argentino adoptó las medidas necesarias para impedir los daños que provocan los capitales especulativos, mientras que el FMI defiende los principios neoliberales ortodoxos SIN IMPORTARLE LAS CONSECUENCIAS SOBRE LOS PAÍSES.

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