martes, 12 de julio de 2005

La Argentina y Australia

Las tasas de desarrollo de la Argentina y de Australia fueron bastante similares desde el comienzo de este siglo. ¿Cómo Australia pudo mantener y en realidad incrementar su ventaja relativa a través del tiempo?. El rendimiento global relativo de la economía australiana no fue significativamente mejor que el de la economía argentina. Pero través de un examen cuidadoso SE TORNA EVIDENTE QUE AUSTRALIA SIGUIÓ UNA POLÍTICA DELIBERADA Y BIEN ESTABLECIDA DE DEFENSA Y FOMENTO DE SU ESTRUCTURA INDUSTRIAL, POLÍTICA DE LA CUAL CARECIÓ LA ARGENTINA. Sucede como si la ventaja relativa en el mercado internacional hubiera pertenecido a la Argentina pero Australia hubiera trabajado duro para mantener los mismos niveles de realización económica que la Argentina tenía con UNA POLÍTICA DE LAISSEZ-FAIRE ECONÓMICO. Esto también significa, por supuesto, que la Argentina pudo probablemente igualar y superar a Australia en términos absolutos SI HUBIESE SEGUIDO UNA POLÍTICA SIMILAR DE INDUSTRIALIZACIÓN. La solidez económica alcanzada por Australia en las primeras dos décadas de este siglo se debe al cambio de actitud de los terratenientes hacia el crecimiento industrial que pasaron de la indiferencia al apoyo, circunstancia que se consolida en la década del veinte. Durante esta década no se advierte en la Argentina una actitud equivalente hacia el desenvolvimiento industrial. La evidencia histórica muestra la existencia de UNA POLÍTICA DE INDUSTRIALIZACIÓN DELIBERADA Y BIEN ELABORADA EN AUSTRALIA, de la cual careció por cierto la Argentina. Lo cual significa que el pequeño desarrollo industrial de la Argentina no se debió a la fuerza política de estos sectores sociales, sino casi a pesar de ellos. Con respecto al vínculo negativo entre la industria y la agricultura, existe la extendida idea de que HAY UNA HOSTILIDAD NATURAL ENTRE ESOS DOS SECTORES, lo cual no se sostiene a nivel empírico. Según esta opinión, en términos de los costos comparativos; sería más barato y conveniente importar productos manufacturados que producirlos en el país si se carece de una tradición industrial. El desarrollo de una industria nacional requeriría barreras aduaneras, tolerancia ante los costos elevados y ante una baja calidad, así como también otras medidas que LOS AGRICULTORES NO ESTARÁN INTERESADOS EN APOYAR. Además, el establecimiento de tarifas proteccionistas trae siempre el peligro de la reciprocidad y de la clausura del mercado extranjero para los productos de exportación. Aunque correcta en los términos más generales, esta teoría no abarca todos los hechos. En realidad, una economía de exportación activa no excluye una serie de actividades industriales relacionadas y no relacionadas con la agricultura. En la realidad empírica, el empresario capitalista urbano no lucha contra los sectores agrícolas tradicionales porque existen intereses complementarios entre los sectores exportadores y los manufactureros. La economía australiana es una viva demostración de esta realidad.

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